Un dato curioso e inesperado fue el sentir la rareza del aire. Es decir, por fuera de la quinta se sentía un aire fresco y suave. Dentro, el aire se hacía más denso y golpeaba, dificultando la respiración. Es un aire raro pues, si se toman el tiempo para comparar, se parece a los aires que se perciben en los cementerios. Este ambiente acompañado con el sonido de los gallinazos y la antiguedad de la quinta, le daban un aspecto intrigante y un poco tenebroso.
1 comentario:
OK, pero tengan cuidado con la ortografía: "cementerio"!!!
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